Sabéis que no soy de hacer crónicas salvo casos contados, y que tampoco entro en detalles concretos como puede ser listar los temas que se han tocado, comparar las actuaciones con otras anteriores y cosas de esas que hacen los profesionales del tema, pero hace un par de días me desparramé un poco en un festival sobre el que me apetecía escribir cuatro párrafos y así describir lo vivido en el mismo.
El pasado viernes 26 de octubre Humanicide Records convocaba a los sedientos de tralla al Grinding MadR.I.P. IV en el Pub Infernos (antiguo New Capac) de Móstoles para disfrutar de un festival con un tremendo cartel, y aunque a veces la gente no acude a determinados eventos si no hay una banda de esas de cabeza de cartel en cualquier festival, esta vez la asistencia llenó el local haciendo que las bandas estuviesen bastante "arropadas".
Con cierto retraso, algo que no se sale demasiado del guión habitual, abrieron la noche los locales BLASTDICK, un trío al que es complicado hacer un seguimiento ya que aparte de su página oficial de Facebook no se prodigan por la red, para comenzar a templar el ambiente. Su propuesta musical es muy entretenida, jugando con el humor y lo absurdo, mezclando Grind, Experimental, algo de salvajismo en rafagazos de Powerviolence en contraposición a momentos minimalistas, ofreciendo un show bizarro y divertido.
Tras ellos entraron en escena MOÑIGO con su habitual Coprogrind esparcido mediante baterías programadas a las que el trío se acopla como un guante, dando buena cuenta de sus temas clásicos cuyos estribillos y bastantes letras (lo jodido que es seguir a Edu, joder) conocemos sobradamente y sus potentes y pegadizos ritmos mosheamos de memoria, desatando las primeras "hostilidades" en serie de la noche para hacernos sudar a base de bien, y es que ir a ver al trío madrileño es una apuesta segura porque nunca fallan.
Mediado el set tocaba el turno de escuchar a los decanos de la noche, los palentinos RATO RARO, una institución dentro del panorama ibérico, quienes se subieron al escenario para demostrar como se hace Grindcore con cojones, derrochando actitud y saber hacer, desgranando tema tras tema de su dilatada carrera con ese fuerte deje que flirtea con el Punk, contestatario e inconformista, acompañado como siempre por sus letras filosóficas, intrincadas y lisérgicas a las que no les falta una buena dosis de humor. Un pequeño corte en un tema con el sonido de la guitarra y el espontaneo "tengo un tractor amarillo" de la boca de Toño pusieron un toque aún si cabe más desenfadado a una actuación potente que no dejó enfriar el sudor que ya llevábamos encima.
Se suponía que el relevo lo ofrecerían Lead Coffin, pero la prisa por descargar de PULMONARY FIBROSIS hizo que pasaran del protocolo (que es la forma fina de decir que se lo pasaron por el forro) y comenzaran a montar su puesta en escena, que incluía el montaje de la batería, algo que a posteriori retrasaría la finalización del evento, puesto que tras ellos habría que montar de nuevo la batería que compartían el resto de bandas. La banda celebra 20 años con una extensa gira en la que han tenido que sobreponerse al fallecimiento de uno de sus componentes, y en la que han seguido en su línea, ofreciendo un Goregrind de alto octanaje, contundente y denso, ofreciendo sin duda el set más bruto de toda la noche, aunque los asistentes disfrutaron más de las partes Groove que de las puramente Goregrind.
Lo tardío de la hora, junto a que la asistencia ya estaba bastante desgastada hizo que el número de público en el momento de la actuación de LEAD COFFIN fuera menor, pero eso no hizo que la banda le pusiese menos ganas a su actuación, algo que de hecho dábamos por supuesto ya que los sevillanos habían realizado un esfuerzo considerable al desplazarse desde su tierra para tocar en este festival y al día siguiente en el Bilbao Deahfest con su bajista/vocalista Gzú escayolado de una pierna debido a un inoportuno accidente, teniendo que tocar sentado en un taburete, algo digno de aplauso cuando hemos visto a otros grupos cancelar por otra infinidad de causas. sea como fuere, el cuarteto comenzó a disparar su repertorio sin miramientos, golpeándonos de principio a fin con su explosivo Grindcore que recoje influencias de otros estilos como el Crust, D-Beat, Punk o Poweviolence para hacer que los adictos al moshpit nos terminásemos de vaciar para terminar una noche redonda.
Esperamos volver a repetir asistencia a este festival, que a mi personalmente me ha dado un subidón después del bajón de no haber podido asistir al Bilbao Deathfest ni al concierto que dieron al día siguiente Simón del Desierto y R.O.L.F. en Madrid.
Postdata: El moshpit es un lugar donde meterse a saco, disfrutar del caos, arrollar y ser arrollado, pero en el que hay que tener un cierto respeto y no dedicarse "a pegar porque sí", los que llevamos mucho tiempo en el campo de batalla nos damos cuenta enseguida cuando hay algún notas que se sale del tiesto y quizás en el siguiente se nos agote la paciencia y tengamos que cortar el buen rollo muy a nuestro pesar y tengas que pedir cita en el dentista... Salud y ruido.
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